SEQUÍAS EN LA
CUENCA DEL ARROYO CURA MALAL GRANDE (ARGENTINA): EFECTOS EN LA VEGETACIÓN
DURANTE EL EVENTO DE 2018
DROUGHTS IN THE
CURA MALAL GRANDE BASIN (ARGENTINA): EFFECTS ON VEGETATION DURING THE 2018
EVENT
María de los Ángeles Ortuño Cano (1) y Jorge Osvaldo Gentili (2)
(1)
Departamento de Geografía y Turismo, Universidad Nacional del Sur y Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Bahía Blanca, Argentina
e-mail: maria.ortuno@uns.edu.ar. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9146-7105
(2) Departamento de
Geografía y Turismo, Universidad Nacional del Sur y Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas, Bahía Blanca, Argentina
e-mail: jogentili@uns.edu.ar. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4787-4667
RESUMEN
Las sequías son eventos climáticos que afectan
diversas áreas a nivel mundial generando impactos económicos y sociales. En la
región pampeana estos eventos son significativos debido a sus efectos sobre la
agricultura y la ganadería. El objetivo
del trabajo fue identificar las
sequías en la cuenca del arroyo Cura Malal Grande en el período 2001-20 y el
comportamiento de la vegetación durante el evento de sequía del año 2018. Se
utilizaron el Índice Estandarizado de Precipitación y
Evapotranspiración (SPEI) y el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada
(NDVI). Se encontró alta correlación entre NDVI y SPEI a escala de 3 meses,
indicando que es la escala temporal que representa mejor las variaciones en la vegetación. Para el análisis de datos
de NDVI se seleccionaron cinco muestras representativas de tres sectores de la
cuenca (alta, media y baja). Se comprobó que la sequía de 2018 mostró impactos
significativos en la vegetación de la cuenca. Las anomalías del índice son exclusivamente negativas con diferentes
grados de negatividad. La mayor presencia de vegetación se observó en las áreas
de muestreo CM y CB-1 (cuenca media y baja, respectivamente), principalmente en
sectores cercanos al curso principal del arroyo y a cuerpos de agua.
Palabras claves: SPEI, Cuenca Hidrográfica, NDVI, Vertiente Norte del Sistema de Ventania.
ABSTRACT
Droughts are climatic events that affect
various areas worldwide, generating economic and social impacts. In the Pampas
region these events are significant due to their effects on agriculture and
livestock. The objective of this work was to identify the droughts in the Cura
Malal Grande basin in the period 2001-20 and the behavior of the vegetation
during the drought event of 2018. The Standardized Precipitation and
Evapotranspiration Index (SPEI) and the Normalized Difference Vegetation Index
(NDVI) were used. High correlation was found between NDVI and SPEI at a 3-month
scale, indicating that the temporal scale better represents variations in
vegetation. For the analysis of NDVI data, five representative samples from
three sectors of the basin (upper, middle and lower) were selected. It was
found that the 2018 drought event showed significant impacts on the vegetation of the
basin. Index anomalies are exclusively negative with varying degrees of
negativity. A greatest presence of vegetation was observed in the CM and CB-1
sampling areas (middle and lower basin, respectively), mainly in sectors close
to the main course of the stream and bodies of water.
Keywords: SPEI, Basin, NDVI,
Northeastern Slope of the Ventania System.
INTRODUCCIÓN
Las sequías son eventos climáticos que afectan diversas
áreas geográficas a nivel mundial. Representan un peligro significativo debido
a sus impactos directos e indirectos en la seguridad alimentaria, el suministro
de agua, la salud de los ecosistemas y la estabilidad socioeconómica a nivel
mundial (Intergovernmental Panel on Climate Change [IPCC], 2023; Oficina de las
Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres [UNDRR], 2019).
Existe una creciente preocupación acerca de la probabilidad de que la
frecuencia y la magnitud de las sequías se alteren en todo el planeta debido a
la variabilidad climática y al cambio climático.
Los impactos de la sequía pueden variar, según dónde
y cuándo ocurran, y el enfoque que se adopte para responder a ellos (Food and
Agriculture Organization of the United Nations [FAO], 2019). A su vez, dichos impactos se incrementan si
el ambiente afectado ya ha sido deteriorado por las actividades humanas,
especialmente la deforestación y la degradación de la tierra (FAO, 2019). Entre
las principales consecuencias conocidas de las sequías se destaca el impacto
profundo en la vegetación, afectando su crecimiento, desarrollo y distribución
espacial. En el sureste de América del Sur, el riesgo de sequía
es mayor en las regiones agrícolas y ganaderas intensivas, ya que debido a
éstas se produce la disminución sustancial del rendimiento de cultivos (IPCC,
2023).
Hay mucha experiencia en el estudio de las sequías y de las consecuencias que produce a nivel
ambiental y social. Particularmente en el ámbito de la evaluación de sequías y
su enfoque en la vegetación, es importante destacar que existen múltiples
índices disponibles que permiten cuantificar y analizar estos eventos. Estos
índices se pueden dividir en dos categorías principales: los índices
espectrales y los índices climáticos. Ambas categorías desempeñan un papel
crucial en la identificación y análisis de diferentes tipos de sequía,
proporcionando herramientas poderosas y flexibles para comprender estos
fenómenos y sus impactos (Paredes et al., 2022; Soto et al., 2020).
La teledetección, especialmente
a través del uso de imágenes satelitales, ha demostrado ser una herramienta
valiosa para monitorear y estudiar los efectos de las sequías en la vegetación
a escala global. Mediante el análisis de imágenes satelitales y la aplicación
de índices de vegetación, como el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI), el Índice
de Vegetación Mejorado (EVI), el Índice de Vegetación Ajustado al Suelo (SAVI)
y el Índice de Agua de Diferencia Normalizada (NDWI), se puede obtener información precisa y detallada
sobre el estado de la vegetación y su respuesta a las sequías (Aksoy y Sertel,
2021; Lara y Gandini, 2016).
Dentro de los índices espectrales, se puede observar
una asociación entre la tendencia de los mismos a lo largo del tiempo y los
eventos climáticos vinculados a los excesos o los déficits de agua
(inundaciones, anegamientos o sequías). Entre los índices climáticos más
utilizados se encuentran el Índice Estandarizado de Precipitación (SPI) y el Índice Estandarizado de
Precipitación y Evapotranspiración (SPEI). El SPI, desarrollado por McKee et al. (1993), es un índice versátil y
potente que se utiliza para cuantificar el déficit o exceso de precipitación en
diferentes escalas de tiempo o períodos promedio. El índice SPEI, por su parte,
es una variación del SPI creada por Vicente-Serrano et al. (2010). A diferencia
del SPI, el SPEI incorpora el efecto de la evapotranspiración en las condiciones de sequía, por lo que es más apropiado
para evaluar sequías agrícolas. Múltiples autores los utilizan para la
identificación y caracterización de las sequías (Brendel et al., 2017;
Campos-Aranda, 2018; Peña-Gallardo et al., 2016; Sainz de la Maza y del Jesús, 2020; Scordo et al.,
2018; Shi et al., 2023; Singh y Shukla, 2020; Soto et al., 2020;
Zhao et al., 2022). Por otra parte, diversos autores analizan la influencia y
los efectos que las sequías provocan en la vegetación. Vega-Jácome (2019) en
los Andes Peruanos, Menteşe y Akbulut (2023) en los distritos centrales
de Bilecik y de Bozüyük (Turquía) y Nejadrekabi et al. (2022) en Khuzestan
(Irán), evaluaron la correlación entre la serie de SPEI/SPI y la serie de NDVI
a diferentes escalas temporales.
En Argentina,
Rodríguez et al. (2021)
realizó un análisis para la provincia de Río Negro con el objetivo de estudiar
la situación de sequía a partir del SPI y el NDVI para el período 2010-2020.
Cogliati (2019) realizó una estimación sobre el estado y grado de cobertura de
la vegetación en el norte neuquino a partir de índices de vegetación (NDVI y
EVI) e información de sensores remotos. Klimisch et al. (2022), en la Estepa
Magallánica Seca (Santa Cruz), relacionaron índices de sequía generados con
datos de estaciones meteorológicas e índices de sensores remotos. Lara y Gandini
(2016) describieron la evolución fenológica de las principales coberturas
vegetales en la Pampa Deprimida utilizando series temporales de NDVI. Brendel
(2021) estudió, mediante SPEI y NDVI, los efectos de la variabilidad climática
sobre la vegetación en la cuenca del río Sauce Grande (Buenos Aires).
La región
pampeana cuenta con condiciones muy favorables para el
cultivo de cereales y oleaginosas, lo que propicia su desarrollo en la zona.
Particularmente, la provincia de Buenos Aires es el epicentro de la producción
agroganadera del país y una de las principales proveedoras de materias primas a
nivel internacional. Los partidos de Saavedra, Coronel Suárez y Guaminí, por
donde se desarrolla la cuenca del arroyo Cura Malal Grande, forman parte de
esas estadísticas, ya que la agricultura y la ganadería son sus principales
actividades económicas. Estas actividades se ven recurrentemente afectadas por
extremos de disponibilidad hídrica que se producen en el área, como las sequías
(Gentili, 2012; Ortuño Cano et al., 2022; Ortuño Cano y Gentili, 2023), producto de la variabilidad climática existente en
la región (Casado y Campo, 2019; Ferrelli
et al. 2021). Por este motivo, el
objetivo de este trabajo fue: identificar las sequías en la cuenca del arroyo
Cura Malal Grande (CMG) en el periodo 2001-20 y el comportamiento de la
vegetación durante el evento de sequía del año 2018. En el período de estudio,
los dos eventos de mayor intensidad y duración que afectaron a la cuenca fueron
los ocurridos en 2008-09 y 2018 (Ortuño Cano y Gentili, 2023). Si
bien el primero fue ampliamente estudiado, el último y más reciente no ha sido
abordado para la cuenca del CMG. La evaluación de los impactos de las sequías
sobre la vegetación en el área de estudio es un reto, debido al grado de
antropización de la cuenca y a la escasa predominancia de vegetación natural. La comprensión de los efectos de las sequías en la vegetación es
fundamental para evaluar y gestionar los riesgos asociados a estos eventos
extremos. Desde la perspectiva de la Gestión Integral de los Recursos Hídricos
(GIRH) es importante abordar la interacción
crítica entre los eventos de sequía y la vegetación en una cuenca hidrográfica
específica. La GIRH se basa en el principio de que una gestión efectiva de los
recursos hídricos debe considerar no solo aspectos hidrológicos, sino también
los vínculos intrincados con los sistemas biológicos y socioeconómicos (Braz et
al., 2020; Programa Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO] de Evaluación de los Recursos
Hídricos, 2019). Las cuencas hidrográficas son las unidades territoriales óptimas
para la planificación y gestión de los recursos hídricos, ya que integran tanto
las fuentes de agua como los sistemas terrestres circundantes (Martínez Valdés y Villalejo García,
2018; Núñez, 2011; Sheng, 1992).
METODOLOGÍA
Área de estudio
La cuenca del arroyo Cura Malal Grande (CMG) se
encuentra ubicada en la vertiente norte del Sistema de Ventania, al suroeste de
la provincia de Buenos Aires (Argentina). Se extiende sobre sectores de los
partidos de Saavedra, Coronel Suárez (mayormente) y Guaminí, donde el arroyo
desemboca en la Laguna Alsina (Figura 1). El área de la cuenca es de 722 km2.
La cuenca baja (CB) representa la mayor superficie, seguida por la cuenca media
(CM) y la cuenca alta (CA) (564 km2, 123 km2 y 36 km²,
respectivamente). En relación con el relieve del área, las alturas y pendientes
disminuyen de manera notoria entre la cuenca alta (1015 a 350 m s. n. m., con
pendientes entre 15 ° y 72 °) y la cuenca baja
(250 a 100 m s. n. m., con pendientes inferiores a 1º en casi su totalidad) (Ortuño Cano y
Gentili, 2022).
En relación con la
variable climática, el área se ve influenciada por la
variabilidad espacial y temporal de las precipitaciones que caracteriza al
suroeste bonaerense (Casado y Campo, 2019). En la Figura 2 se puede
observar la alternancia en las precipitaciones anuales en la región y la media
(748 mm), para el período 2001-20 para la estación Coronel Suárez
correspondiente al Servicio Meteorológico Nacional (SMN), representativa para
el área de la cuenca.
Los años
2013, 2018 y 2019 son los que registran las menores precipitaciones, siendo el primero el año con menor registro (525 mm). Los
años 2012, 2014 y 2017 presentan los máximos de lluvias del período (1073 mm,
1141 mm y 924 mm, respectivamente) (Figura 2). En la región de la vertiente
norte, se identificaron para el período 2001-2020 importantes inundaciones,
anegamientos y sequías, que evidencian la problemática derivada de la
ocurrencia de extremos en la disponibilidad hídrica en la región (Gentili, 2012;
Ortuño Cano et al., 2019).
La vegetación natural en el área de estudio
corresponde según Cabrera (1951) al distrito Pampeano Austral (provincia
fitogeográfica Pampeana), donde la estepa de gramíneas es la vegetación clímax,
y se caracteriza por las extensas planicies herbáceas y la casi total ausencia
de árboles y arbustos. Sin embargo, en el área, la vegetación original se
encuentra reducida debido a la alteración generada principalmente por la
explotación agrícola y ganadera. En la cuenca alta dominan suelos someros de la
zona serrana (roca aflorante y consolidada), y en el valle interserrano existen
sectores clasificados dentro del grupo hapludoles en pendiente, énticos y
líticos con permeabilidad promedio alta. En cuenca media y baja predominan
mayormente los argiudoles, con permeabilidad variable, entre media y baja,
según la zona (piedemonte o llanura). En las vías de escurrimiento del arroyo
predominan los natracuoles, y en zonas de planicies anegables los natracualfes,
principalmente en cuenca baja, que presentan problemas de drenaje y
productividad baja (Pereyra et al., 2001). Los sistemas productivos predominantes en la cuenca
alta son agrícola-ganadero, donde el trigo, la avena
y la cebada cervecera son los principales cultivos de invierno en este sistema
serrano, mientras que en verano predominan el girasol y el sorgo forrajero
(Marini, 2015). En líneas generales, sobre la cuenca media y cuenca baja, por
un lado, los cultivos presentan mayor diversidad, destacándose el trigo, el
girasol, el maíz, la soja, la cebada cervecera, la avena, el centeno y el alpiste;
y con respecto a la ganadería, está representada por
la actividad bovina de ciclo completo, y en menor medida por la de cría
(Marini, 2015; Marini y Santamaría, 2019;
Ministerio de Desarrollo Agrario, 2023).
Figura 1. Área de estudio.
Figura 2. Precipitación anual y media para la
estación Coronel Suárez (SMN) en el período 2001-20.
Materiales y métodos
Para describir el
comportamiento de la vegetación durante el período 2001-20, se obtuvieron los
datos de NDVI y EVI para diferentes sectores de la cuenca del arroyo CMG a
través del Sistema de Análisis Temporal de la Vegetación (SATVeg) (Embrapa
Agricultura Digital, s.f.). Las series históricas de ambos índices derivan de
imágenes del sensor MODIS (satélites Terra y Aqua) en composiciones máximas de
16 días, con una resolución espacial de 250 m. El cálculo de NDVI surge del cociente
entre la reflectancia del rojo (RED) y el infrarrojo cercano (NIR), presentado
en la ecuación (1):
(1)
Los valores del índice
oscilan entre -1 y 1, donde los negativos se encuentran relacionados con
cuerpos de agua, los valores positivos más bajos (cercanos a 0) corresponden a
vegetación de baja cobertura, suelo descubierto o rocas, y los valores positivos
altos (cercanos a 1) representan alto contenido de biomasa fotosintética (Huang
et al., 2021; Rouse et al., 1974). El
EVI también proporciona datos sobre los cambios espaciales y temporales en la
vegetación. Este índice se calcula de manera similar al NDVI, pero en su
cálculo incluye la banda del azul, coeficientes que corrigen la dispersión
atmosférica y un factor de corrección para minimizar la influencia de la
cobertura del suelo (Liu y Huete, 1995).
Para el análisis de
los datos de NDVI y EVI fueron seleccionadas 5 áreas de muestreo. Estos sitios
fueron elegidos en representación de cada uno de los sectores de la cuenca y
siguiendo la clasificación de unidades geomórficas de Pereyra et al. (2001). En
la cuenca alta y media se analizaron una muestra en cada caso, y sobre la
cuenca baja se determinaron 3 sectores, debido a su gran extensión. En la
definición de las áreas se priorizó, en los casos que fue posible, que éstas
cubran superficies similares (alrededor de 2500-2700 ha) (Figura 3).
A partir de esta
información, se realizó en primer lugar la correlación entre NDVI y EVI para
cada sector de la cuenca. Para todos los datos mensuales del período
considerado, se observó que existe una correlación alta entre ambos (CA,
r = 0.94; CM, r = 0.94; CB-1, r = 0.96; CB-2,
r = 0.93; CB-3, r = 0.89). Debido a este resultado
preliminar se decidió trabajar sólo con NDVI, que además es el índice más
ampliamente utilizado en la bibliografía.
Para identificar y
caracterizar la intensidad y duración de los eventos secos se utilizó el índice
SPEI. La serie de datos para el período 2001-20 fue obtenida del modelo global SPEI Global Drought Monitor (Consejo
Superior de Investigaciones Científicas de España [CSIC], s.f.) con una
resolución espacial de 0.5º de longitud y latitud para el área de la cuenca del
arroyo CMG. Se utilizó la categorización propuesta por Vicente-Serrano et al.
(2010), donde los valores iguales o inferiores a -1 indican períodos secos y se
clasifican en: “extremadamente secos” (inferiores a -2), “muy secos” (entre
-1.99 y -1.5) y “moderadamente secos” (entre -1.49 y -1).
Se llevó a cabo un
análisis de correlación de Pearson entre el índice SPEI a diferentes escalas
temporales (1, 2, 3, 6, 9 y 12 meses) y el NDVI, con la finalidad de
identificar cuál escala representa mejor las variaciones y comportamiento de la
vegetación en el área, y en cada uno de los sectores de la cuenca. El NDVI, si
bien presentó correlación positiva en todas las escalas temporales del SPEI, la
respuesta más significativa fue la escala de 3 meses, que coincide con el
tiempo considerado para el estudio básico de la caracterización de sequías
relacionadas al contenido de agua en el suelo, las condiciones climáticas
regionales, la composición de la comunidad vegetal y las etapas de crecimiento
(Aksoy y Sertel, 2021; García-Haro et al., 2014; Vega-Jácome, 2019;
Vicente-Serrano et al., 2010). Para evaluar la influencia de las sequías en la
vegetación, se evaluó el coeficiente de correlación de Pearson (r) entre la
serie de SPEI a escala de 3 meses y las series de NDVI para cada mes del año,
mediante el software RStudio.
Por otra parte, se analizó la sequía del año 2018, evento
significativo por su intensidad y duración, y no estudiado para la cuenca. Para
dicho análisis, se tuvieron en cuenta informes de alcance nacional y regional
realizados por diferentes instituciones (SMN, Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria [INTA], Ministerio de Agroindustria y Sistema de Información sobre
Sequías para el Sur de Sudamérica [SISSA]) sobre el evento, junto a las
estimaciones agrícolas de la Dirección Nacional de Agricultura del Ministerio
de Agricultura, Ganadería y Pesca. Por otra parte, se analizaron los datos de
registros pluviométricos representativos y disponibles para cada uno de los
sectores de la cuenca (alta, media y baja). Se utilizaron, para la cuenca alta,
datos de la estancia “El Parque”; para la cuenca media, datos de la estación
“Cura Malal” perteneciente a la Red de Estaciones Meteorológicas de la Bolsa de
Cereales y Productos de Bahía Blanca; y sobre el sector bajo, datos de la
Estación Experimental Coronel Suárez (Ministerio de Desarrollo Agrario) de la
localidad de Pasman (Figura 3). Sobre dichos datos, se aplicaron técnicas de
estadística descriptivas, y se analizaron las anomalías de precipitación
durante los meses de ocurrencia del evento.
Se
utilizaron técnicas de teledetección para identificar afectaciones en la
vegetación de la cuenca y en las muestras seleccionadas durante febrero de
2018. El mes de febrero de 2018 fue el más intenso de dicho evento (Figura 5b),
y al mismo tiempo, este mes es uno de los que presentan mayor vigorosidad de la
vegetación en la región (Figura 4c). De esta manera, para conocer el estado de
la vegetación, se aplicó el NDVI a la cuenca en su conjunto y a las muestras
objeto de estudio.
Figura
3. Localización de sectores de muestreo de NDVI y EVI.
Figura 4.
Boxplot (a), estadísticos de centralidad y dispersión (b) y valores medios
mensuales (c) de NDVI de los sectores de cuenca (2001-20).
Figura 5.
Porcentaje de categorías de SPEI a escala de 3 meses (a) y duración e
intensidad de eventos secos (b) para la cuenca del arroyo CMG.
Al mismo tiempo, a fin de establecer comparaciones del
estado de la vegetación durante el evento de sequía y el comportamiento medio
de ésta, se realizó el promedio del NDVI para el período 2014-24 (período que
corresponde a la disponibilidad de datos y a la consideración de años húmedos y
secos de acuerdo a la variabilidad climática de la región). Para esto, se seleccionaron
imágenes con corrección de reflectancia a nivel de superficie y calibradas,
mediante la plataforma EO Browser (Sentinel HUB, s.f.), con cobertura nubosa que no superó el 25%, Landsat 8-9 y
Sentinel-2, todas con una resolución espacial de 30 m y
una resolución temporal de 16 días. Con la imagen de febrero de 2018 y el
promedio de NDVI del período 2014-24, se establecieron las anomalías de NDVI
para el año 2018.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
NDVI según
sectores de la cuenca del arroyo CMG para el período 2001-20
Considerando la serie
de valores de NDVI para el período 2001-20, en la Figura 4 se puede observar la
estadística descriptiva obtenida del análisis de los datos. La distribución de
los datos en todos los casos es simétrica, y presentan en general la misma
dispersión. La dispersión es ligeramente menor en la cuenca alta y mayor en la
cuenca baja, unidad de la planicie (Figura 4a). De los sectores de la cuenca,
la cuenca alta es la que presenta los valores más altos de NDVI en promedio
(0.54), seguida de la cuenca baja en cercanías de la desembocadura del arroyo
(CB-3, 0.52), mientras que el valor promedio más bajo se da en la cuenca baja,
sector de llanura (CB-1, 0.47). Con respecto a los valores máximos, en todos
los sectores de la cuenca se dieron en primavera y otoño, mientras que los
mínimos se dieron en verano e invierno (Figura 4b).
El comportamiento
medio mensual del período es similar entre la cuenca media y la cuenca baja (en
los tres sectores), y es en la cuenca alta donde
se presenta un comportamiento diferenciado que puede deberse a la mayor
presencia de vegetación natural (Figura 4c). En el caso de la cuenca alta, el
máximo valor promedio de NDVI se alcanza en el mes de abril (0.60), mientras
que el mínimo promedio corresponde al mes de enero (0.48). En los restantes
sectores de la cuenca, hay coincidencia con los meses de máximo valor (por un
lado, octubre, y por otro, febrero y marzo), y esto concuerda con los meses de
máximo crecimiento y vigorosidad de los cultivos de invierno y verano,
respectivamente. Los valores mínimos, por otra parte, corresponden en primer
lugar a julio, y en segundo lugar a diciembre (Figura 4c). Dichos meses
corresponden al invierno, y coinciden con la siembra de invierno, donde los
cultivos presentan escaso crecimiento por estar recién sembrados, mientras que,
en el verano, los valores de NDVI son bajos debido a que en esta época se
realiza la cosecha de los mismos.
Sequías identificadas a partir de SPEI de 3
meses
Para el período 2001-20 se identificaron diferentes eventos
húmedos y secos. Se registraron 13 eventos secos (20% del total), cuya duración
fue de dos o más meses de duración y de diferentes categorías de intensidad (Figura
5a). De ellos, el mayor número de eventos corresponden a la categoría
“moderadamente secos”, seguida de la categoría “muy seco”, y en menor
proporción, la de “extremadamente secos” (Figura 5a). En la Figura 5b, se
observa la importancia de la sucesión de eventos abril-junio de 2008, y
diciembre del mismo año a junio del 2009. Este último evento corresponde al más
extenso de la serie de datos con el valor más extremo de SPEI (-2.14, categoría
“extremadamente seco”). Más recientes en el tiempo, se destacan los eventos de 2018
y 2019, también de categoría “extremadamente secos”, siendo el primero de ellos
el más duradero en el tiempo (Figura 5b) (Ortuño Cano y Gentili, 2023).
Evento de sequía del año 2018 en la cuenca del
arroyo CMG
Según
los resultados del SPEI a escala de 3 meses, durante el año 2018 se desarrolló
un evento de sequía que se extendió desde enero a mayo, registrando
mensualmente diferentes categorías de intensidad. El mes de febrero corresponde
a la máxima intensidad del evento, con un SPEI de -2; marzo y abril tuvieron
condiciones de “muy seco”, con valores de -1.67 y -1.7, respectivamente (Figura
5b).
En informes técnicos
de organismos nacionales se referencia este evento seco en el territorio
argentino, en la región pampeana y la provincia de Buenos Aires en particular,
como muy importante en términos de afectación (SMN, 2018a; SMN, 2018b). Lo
determinan temporalmente entre fines de 2017 y principios de 2018. Dichos
análisis muestran cómo el déficit de precipitaciones abrupto y persistente
alcanzó su pico máximo durante febrero y marzo, meses normalmente muy lluviosos
dentro de la región analizada. De acuerdo al SMN (2018a; 2018b), este cambio se
asocia en parte a la influencia del establecimiento de una fase fría (La Niña)
del fenómeno El Niño Oscilación del Sur (ENOS), así como también a otros
eventos climáticos, como la Oscilación Antártica (AO), la cual se mantuvo en su
fase positiva durante todo el verano provocando la ocurrencia de altas
temperaturas, bajos valores de humedad, estabilidad atmosférica y ausencia de
lluvias, y a la Oscilación de Madden-Julian, perturbación en la atmosfera
tropical en los meses de enero y febrero, que indujo un ambiente desfavorable
para el desarrollo de precipitaciones en el Litoral y el centro-este del país
(Bert et al., 2021; SMN, 2018a; SMN, 2018b).
Con respecto a la
precipitación en la cuenca del arroyo CMG para esta fecha, en la Figura 6 se
puede observar el registro mensual de los años 2017 y 2018, donde se identificó
el período seco. En los tres sectores de la cuenca se evidencia el descenso de
las precipitaciones desde octubre de 2017 al mes de marzo de 2018. Durante esos
6 meses, en las estaciones se registraron precipitaciones mensuales por debajo
de la media, a excepción del mes de noviembre de 2017 en el sector de CA, donde
la precipitación es ligeramente superior a la media. En el mes de febrero de
2018, se registraron 68 mm, 56 mm y 40 mm en CA, CM y CB, respectivamente. En
los tres casos el registro se encuentra por debajo de la media de precipitación
para ese mes en el período estudiado. La cuenca alta es la que presentó la
menor diferencia entre el mes analizado y la media para el período 2001-20.
Esto mismo sucede con las anomalías de precipitación (Figura 6b), en donde la
CB es la que presenta la anomalía más importante en relación a los otros
sectores de la cuenca.
La disponibilidad de agua es un factor que condiciona el
desarrollo de los cultivos. Sin embargo, son múltiples los factores que actúan
como limitantes del crecimiento de los cultivos y de la vegetación en general.
Andrade et al. (2017) menciona entre ellos las temperaturas extremas, las sales, los excesos de agua por inundación,
la deficiencia de nutrientes, las adversidades bióticas, la toxicidad de
aluminio, entre otros. En el área, no solo la falta de lluvias pudo afectar la
producción, los rendimientos económicos y la vegetación en general, también se
identificaron dos olas de calor ocurridas en el período estudiado: la primera
sobre fines de enero de 2018, con una duración de 3 días, y la segunda, de 5
días de duración, a principios de febrero del mismo año, de 36.5° de
temperatura máxima absoluta y 20° de mínima (Ministerio de Agroindustria,
2018a; SMN, 2018a).
Figura 6.
Precipitación mensual, media mensual 2017-18 (a) y anomalías de precipitación
(b) en los sectores de la cuenca del arroyo CMG (CA, CM, CB).
Para
la Región Pampeana, Lema et al. (2018) analizaron, mediante modelos de
simulación, la variabilidad en los resultados
económicos en los cultivos de maíz y soja afectados por este evento de sequía.
Por su parte, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (2018a; 2018b) realizó estimaciones acerca de la reducción en términos
económicos y en la producción de granos, como consecuencia de la sequía en la
región. Dichos informes concluyeron, en junio de 2018, que se perdieron en
total 27 millones de toneladas de granos gruesos, lo que significa la reducción
de 5895 millones de dólares en las contribuciones del sector al Producto Bruto
Interno (PBI) (Bolsa de Cereales de Buenos Aires, 2018b).
Las
estimaciones agropecuarias aportadas por el Ministerio de Agricultura,
Ganadería y Pesca (2024) para Coronel Suárez (Figura 7) muestran que la campaña
2017/18 presentó menores rendimientos en todos los cultivos en comparación con
el resto de las campañas de la serie de datos, principalmente en el cultivo de
soja. Bert et al. (2021) realizaron un análisis de las pérdidas económicas que
se produjeron en el ámbito de la agricultura, producto de esta sequía en un
sector de la provincia de Buenos Aires. Dichas afirmaciones coinciden con la
declaración de Estado de Emergencia o de Desastre Agropecuario, como medida de
gestión, para diferentes regiones de la provincia de Buenos aires en las que se
incluyen los partidos de la cuenca del arroyo CMG, debido a las graves
consecuencias que sufrió el sector agropecuario producto de la sequía
(Ministerio de Agroindustria, 2018b; Ortuño Cano et al., 2022).
Figura 7.
Rendimiento de los principales cultivos en el período de estudio (elaborado a
partir de las estimaciones agrícolas del Ministerio de Agricultura, Ganadería y
Pesca, 2024).
De
esta manera, es claro que, para contrarrestar esta situación, no es el manejo
del agua la única variable a considerar. Sin embargo, para reducir los efectos
de las sequías se requiere mejorar la eficiencia del riego (Gleick, 2003). En
la provincia de Buenos Aires, en el período 2000-15, la superficie bajo riego
aumentó en más del 18% debido a la incorporación por parte de los productores
de sistemas de riego mecanizado (aspersión y pivote central), principalmente
para el cultivo de trigo, soja, maíz, entre otros (Riera, 2020). En el suroeste
de la provincia, el sistema de riego complementario por aspersión es el más
común, siendo el equipo automatizado de pívot central el más empleado (Marini,
2015). En particular en el partido de Coronel Suárez, según Marini (2021), el
total del área de cultivos regada con riego de pívot central ascendió a 8605 ha
para el año 2021.
A partir del análisis
de las imágenes satelitales del mes de febrero de los años 2014-24, se obtuvo
el promedio de NDVI para ese período (Figura 8a), y se elaboró el mapa de
anomalías de NDVI para el caso de febrero de 2018 (Figura 8c). Como se observa en la Figura 8c, las anomalías
registradas son exclusivamente negativas, con diferentes grados de negatividad.
El 86% de la cuenca en su conjunto, está representada por anomalías negativas
altas (614 km2). Las anomalías media y baja están presentes en un
10% y un 3%, respectivamente, y solo un 1.1% representa condiciones de
normales.
El
análisis de los valores particulares del NDVI para febrero del año 2018 (Figura
8b) permite observar que, en la cuenca en su conjunto, solo un 7.9% de la
superficie de la misma presenta valores vinculados a la vegetación (mayores a
0.2), y un 11.3% está representado por suelo descubierto. El 80.9% restante
corresponde a valores negativos, que indican agua, estructuras artificiales o
rocas. Los valores máximos de NDVI en la cuenca en su conjunto se encuentran
entre 0.5 y 0.6, y solo está representado en un 0.1%. Por lo tanto, la
vegetación para este mes y año en particular es considerablemente baja, a pesar
de que corresponde al mes donde los cultivos de verano deberían tener el mayor
vigor y crecimiento (Paruelo et al., 2004). Estos resultados coinciden con la Figura
8c y los datos analizados por el SMN (2018a; 2018b), donde afirman que el vigor
de la vegetación se vio disminuido con respecto a la misma fecha (febrero) en
años anteriores para la región pampeana (Figura 8a).
Si se analiza en
función de los sectores de la cuenca, se observa que en los tres casos el
porcentaje mayor está representado por suelo descubierto, y no hay existencia
de valores de NDVI mayores a 0.58 que indiquen mejor estado de la vegetación.
La cuenca alta, media y baja presenta máximos de 0.22, 0.51 y 0.58,
respectivamente.
Figura 8.
NDVI (febrero) para la cuenca del arroyo CMG: (a) Promedio 2014-24 (b) 2018 y
(c) anomalías 2018.
En la Figura 9a se
visualizan los promedios de NDVI en los meses de febrero del período 2014-24,
en cada una de las muestras estudiadas. La media máxima de NDVI del período es
0.50, y corresponde a las muestras CB-1 y CB-3 (que coincide con la media
calculada para el período 2001-20 [Figura 4b]). La media más baja del mes de
febrero corresponde a la muestra CA, con 0.43 (pudiendo estar asociado a que en
este sector de la cuenca los máximos de NDVI no corresponden al mes de febrero
[Figura 4c]). Según este período, el valor máximo del índice en el mes de
febrero corresponde a la muestra CM con 0.80, seguida de la CB-3 con 0.76. El
valor de esta última es similar al valor máximo promedio de NDVI obtenido para
el período 2001-20 (0.73) (Figura 4b). Los valores promedio mínimos de los
meses de febrero de todas las muestras son inferiores en todos los casos a los
registrados para el período 2001-20 (Figura 4b).
En
la Figura 9b se pueden observar los valores de NDVI en febrero
de 2018 en cada una de las muestras analizadas. En todos los casos los valores
entre 0 y 0.2 son los más representativos. Sobre la CA, un 0.3% corresponde a
valores entre 0.2 y 0.3, y esos son los valores más altos de NDVI para el área.
En este sector, las precipitaciones registradas para este mes, y meses previos,
fueron superiores a los registrados en los otros sectores de cuenca (Figuras 6a
y 6b). Sin embargo, la escasez de las precipitaciones y las anomalías negativas
en los meses precedentes (diciembre y enero), así como las condiciones de
topografía, pendiente (Ortuño Cano y Gentili, 2022) y suelos del sector, pueden
haber contribuido a reducir la efectividad de las mismas. Los valores
vinculados a la presencia de vegetación se encuentran en mayor proporción en la
muestra CM sobre la cuenca media, y CB-1 correspondiente al primer tramo de la
cuenca baja. Ambas muestras son las únicas que presentan un pequeño porcentaje
de la superficie total con valores entre 0.4 y 0.58 (0.9% en ambos casos).
Estos valores de NDVI más altos se ubican en cercanías al arroyo, para el caso
de la muestra CM, y en cuerpos de agua para la muestra CB-1. Las muestras
restantes en la cuenca baja (CB-2 y CB-3) presentan valores de NDVI bajos, y
esto es concordante con las bajas precipitaciones ocurridas durante este mes y
los previos sobre este sector, y por lo tanto, con las anomalías de
precipitaciones ocurridas en ese mes (Figuras 6a y 6b).
Figura 9.
NDVI (febrero) para las muestras analizadas en cada sector de la cuenca del
arroyo CMG: (a) Promedio 2014-24 (b) 2018 y (c) anomalías 2018.
El análisis del NDVI
en cada muestra para el mes de febrero de 2018 se corresponde con las anomalías
del índice identificadas en cada uno de los sectores estudiados (Figura 9c). La
muestra CB-1 es la que presenta valores representativos en todas las
categorías. Por otra parte, los cuatro sitios restantes presentan mayor
representatividad en la categoría de anomalía negativa alta, y menor proporción
de anomalías bajas. Por último, la CA presenta valores correspondientes a
anomalías altas, y en menor proporción, medias.
CONCLUSIONES
El
SPEI resulta de gran utilidad para la identificación de eventos extremos de
disponibilidad hídrica, como las sequías, y para su caracterización. Por su
parte, el NDVI es una herramienta esencial para el análisis de los efectos de
la sequía en la vegetación, a través de la Teledetección y de los Sistemas de
Información Geográfica. Este índice tiene la capacidad de detectar cambios en
respuesta al estrés hídrico, y esto lo convierte en un componente clave para la
toma de decisiones en la gestión agrícola y para la mitigación de los impactos
de la sequía.
En este estudio, las
correlaciones establecidas entre SPEI y NDVI permitieron analizar los efectos
de la sequía en la vegetación. Al respecto, la cuenca del arroyo CMG en su
conjunto presentó correlación positiva entre ambas variables con significancia
estadística. En función del índice de NDVI, se pudo observar que la
vegetación para el evento de sequía de febrero de 2018 fue considerablemente
baja en todos los sectores de la cuenca, a pesar de que corresponde a uno de los
meses en que los cultivos deberían tener el mayor vigor y crecimiento. Las
anomalías del índice registradas en la cuenca en su conjunto, son
exclusivamente negativas, con diferentes grados de negatividad. El 86% de la
cuenca (614 km2) está representada por anomalías negativas altas.
Las anomalías media y baja están presentes en un 10% y en un 3%,
respectivamente, y solo un 1.1% representa condiciones de normales. En relación
con las áreas de muestreo, en CM y CB-1 se registró mayor presencia de vegetación,
principalmente en sectores ubicados en cercanías al arroyo y en cuerpos de
agua, respectivamente. De esta manera, es posible inferir que estos efectos son
producto del evento de sequía que transcurría en dicho momento, asociado a los
registros pluviométricos en cada uno de los sectores de la cuenca, como lo
manifestado en los informes elaborados por diferentes organismos, y los
rendimientos agropecuarios en la zona.
Estudiar las sequías y
sus efectos a escala de cuenca hidrográfica, constituye un insumo para la
generación de información aplicable al desarrollo de estrategias de adaptación
y mitigación de las sequías y de los impactos (sociales, económicos y
ambientales) que éstas generan. Medidas en esta línea, contribuyen no solo a
una mayor resiliencia frente a estos eventos, sino también a lograr una gestión
más efectiva, integral y sostenible de los recursos hídricos.
AGRADECIMIENTOS
El presente trabajo se desarrolló en el marco del
PGI “Geografía Física Aplicada al estudio de la interacción sociedad-naturaleza.
Problemáticas ambientales a diversas escalas témporo- espaciales” (24/G092)
(SGCyT-UNS).
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Tipo de
Publicación: ARTÍCULO
Trabajo recibido el 12/07/2024, aprobado para su publicación el 22/08/2024
y publicado el 30/09/2024.
CÓMO CITAR
Ortuño
Cano, M. A. y Gentili, J. O. (2024). Sequías en la cuenca del arroyo Cura Malal
Grande (Argentina): efectos en la vegetación durante el evento de 2018. Cuadernos del CURIHAM, 30. e05. https://doi.org/10.35305/curiham.v30i.e05
ROLES DE AUTORÍA
Ortuño Cano: Análisis formal, conceptualización, curaduría de datos, investigación,
metodología, redacción-borrador original, visualización.
Gentili: Conceptualización, escritura-revisión y edición, investigación,
metodología, supervisión.
LICENCIA
Este
es un artículo de acceso abierto bajo licencia: Creative Commons Atribución -No
Comercial -Compartir Igual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0) (https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/deed.es)