ANÁLISIS DE CAUDALES DEL RÍO PARANÁ Y
CONTEXTUALIZACIÓN DE LAS BAJANTES EN LOS AÑOS HIDROLÓGICOS 2019/20, 2020/21 Y
2021/22
FLOW
ANALYSIS OF THE PARANA RIVER AND CONTEXTUALIZATION OF LOW FLOWS IN 2019/20,
2020/21 AND 2021/22 HYDROLOGICAL YEARS
Pedro
A. Basile(1)(2)(*) y Gerardo A. Riccardi(1)(2)(3)(**)
(1)Departamento de Hidráulica – Escuela de
Ingeniería Civil (FCEIA – UNR), Argentina.
(2)Centro Universitario Rosario de
Investigaciones Hidroambientales (FCEIA – UNR), Argentina.
(3) Consejo de Investigaciones de la
Universidad Nacional de Rosario (CIUNR), Argentina.
(*)e-mail: pbasile@fceia.unr.edu.ar. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8826-0621
(**)e-mail: riccardi@fceia.unr.edu.ar. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9294-3166
En este artículo se presenta el análisis de caudales del río Paraná, a escala temporal diaria, mensual, anual y plurianual; considerando los caudales medios diarios encauzados correspondientes a la serie de años hidrológicos 1904/05-2021/22, observados en la sección de aforos Timbúes. En dicho marco, se contextualizan y caracterizan las bajantes registradas en los años hidrológicos 2019/20, 2020/21 y 2021/22.Se observa un incremento de los caudales a partir del inicio de los años ’70. Los caudales medios diarios mínimos anuales eran mucho más frecuentes antes del año hidrológico 1971/72; lo contrario ocurre con los correspondientes caudales máximos. El hidrograma medio anual de la sub-serie 1971/72-2021/22, es mayor y muestra menor diferencia entre el caudal máximo y mínimo que el de 1904/05-1970/71. El caudal módulo anual en la sub-serie 1904/05-1970/71 es de 14168 m3/s y en la sub-serie 1971/72-2021/22 es de 17493 m3/s, es decir, se observa un incremento de 3325 m3/s a partir del año 1971/72. En tal contexto se verifican las bajantes de los años hidrológicos 2019/20, 2020/21 y 2021/22, las cuales presentan anomalías negativas de caudales medios anuales iguales a -5253 m3/s (2019/20), -7034m3/s (2020/21) y -7521m3/s (2021/22), es decir, las mayores anomalías negativas del río Paraná en los 118 años con registros aquí considerados.
Palabras Claves: Análisis de caudales, Río Paraná, Sección
aforos Timbúes.
ABSTRACT
This paper presents
the flow analysis of the Paraná River, on a daily, monthly, annual and
multi-annual time scale; considering the average daily flows corresponding to the
series of hydrological years 1904/05-2021/22, observed in the main channel at Timbúes
gauging section. In said framework, the low flows registered in the hydrological
years 2019/20, 2020/21 and 2021/22 are characterized. An increase in flows is observed from the beginning
of the 1970s. Annual minimum daily mean flows were much more frequent before the
hydrological year 1971/72; the opposite occurs with the corresponding maximum flows.
The mean annual hydrograph of the 1971/72-2021/22 sub-series is higher and
shows less difference between the maximum and minimum flow than that of
1904/05-1970/71. The annual module flow in the sub-series 1904/05-1970/71 is
14168 m3/s and in the sub-series 1971/72-2021/22 it is 17493 m3/s,
that is, an increase of 3325 m3/s is observed from the year 1971/72.
In this context, the low flows of the hydrological years 2019/20, 2020/21 and
2021/22 are verified, which present negative anomalies of annual average flows equal
to -5253 m3/s (2019/20), -7034 m3/s (2020/21) and -7521 m3/s
(2021/22), that is, the largest negative anomalies of the Paraná River in the
118 years with records considered here.
Keywords: Flow analysis, Paraná River, Timbúes gauging section.
Las variaciones del caudal de un río, a lo
largo del año hidrológico, están asociadas a factores físicos de la cuenca, tales
como: área, topografía, complejo suelo-vegetación, usos del suelo, etc.; y a
factores climáticos, entre los cuales, la magnitud y distribución espacial y
temporal de las lluvias juegan un rol fundamental.
De esta manera, en un mismo año
hidrológico, es decir, a escala temporal intra-anual; debido a la
estacionalidad de las lluvias, se observan períodos de crecientes y bajantes.
Asimismo, a escala temporal inter-anual; debido a la variabilidad climática, los
años con lluvias anuales superiores a las medias anuales o normales, se
denominan “años húmedos”, en los cuales las crecientes pueden ser
significativas y, por otra parte, en los años con lluvias anuales inferiores a
las normales, denominados “años secos”, las bajantes pueden adquirir relevancia.
Los impactos de las crecientes o de las bajantes serán más o menos
significativos dependiendo de la magnitud de las anomalías de lluvias.
El régimen
hidrológico del río Paraná se caracteriza por ciclos de años “húmedos” y “secos”,
que se verifican con diversos grados de severidad y extensión temporal. Estos
ciclos se traducen en períodos del río durante los cuales los caudales y
correspondientes niveles hidrométricos varían entre estados de aguas bajas,
medias y altas.
En este trabajo se presenta el análisis de caudales del río Paraná, a escala temporal
diaria, mensual, anual y plurianual; considerando los caudales medios diarios
correspondientes a la serie de años hidrológicos 1904/05-2021/22, observados en
el cauce principal del río Paraná en la sección de aforos Timbúes-km 456.
El objetivo del trabajo es realizar, en el marco de dicho análisis, la contextualización y caracterización de las bajantes registradas en los años hidrológicos 2019/20, 2020/21 y 2021/22; como así también, indagar sobre las causas y describir resumidamente las consecuencias de tales bajantes.
BREVE DESCRIPCIÓN DE LA CUENCA DEL RÍO
PARANÁ
El río Paraná nace en la confluencia de los ríos Paranaíba y Grande en
Brasil (20°05’ S - 51° O). La longitud del río desde dicha confluencia
hasta la desembocadura en el río de la Plata (34°20’ S - 58°25’ O) es de 2570 km, pero si se suma la longitud del río Grande, la misma es de
aproximadamente 3900 km. El área de la cuenca del río Paraná, con cierre en el río
de la Plata, es de aproximadamente 2.6 x 106 km2 e
involucra zonas de aporte del Sur de Brasil, todo Paraguay, Norte y Centro de
Argentina y Sur-Este de Bolivia, tal como se observa en la Figura 1. En función
de la longitud del río (~3900 km) y del área de la cuenca (~2.6 millones de km2),
es el segundo sistema fluvial de América del Sur después del Amazonas. Las pendientes del
río para aguas medias decrecen gradualmente, con valores que van desde 5 x 10-5 en Corrientes hasta 1.5 x 10-5 en San Pedro.
El principal
afluente del río Paraná es el río Paraguay, que nace en la meseta del Mato Grosso
en Brasil y confluye sobre margen derecha del río Paraná (27°17’ S - 58°36’ O) frente a la
ciudad de Paso de la Patria en la provincia de Corrientes, unos 30 km aguas
arriba de la ciudad de Corrientes. El área de la cuenca del río Paraguay es de
1.1 x 106 km2 aproximadamente. La pendiente media del río
es del orden de 5 x 10-5, con valores que disminuyen hasta la mitad
cuando atraviesa el Pantanal, una zona de expansión y almacenamiento natural
que atenúa y retarda las crecidas del río Paraguay.
Dada la vastedad de la cuenca del río Paraná, en la misma coexisten varios
biomas, diversas eco-regiones terrestres y acuáticas, como así también, diferentes
zonas climáticas (Comité Intergubernamental Coordinador de los Países de la
Cuenca del Plata [CICPLATA], 2017). Las lluvias en las cuencas tributarias de
los ríos Paraguay y Alto Paraná (cierre en Paso de la Patria), generan la mayor
parte del volumen de agua que fluye por el río Paraná en sus tramos medio e
inferior, en territorio argentino desde Paso de La Patria hasta la
desembocadura en el río de La Plata. Por otra parte, el río Bermejo, afluente del río
Paraguay sobre margen derecha en su tramo inferior (26°51’ S - 58°22’
O), aporta la mayor parte de la carga de sedimentos del río Paraná.
La magnitud, distribución espacial y
temporal de las lluvias a escala regional están gobernadas por el Monzón
Sudamericano (Grimm et al., 2005; Misra, 2008; Marengo et al., 2010). Se trata de un
sistema de circulación atmosférica estacional de América del Sur, vinculado a
los Océanos adyacentes, que gobierna el ciclo de lluvias en el continente
sudamericano y, consecuentemente, en la cuenca del río Paraná.
La estación de lluvias, en la parte norte
de la cuenca, al norte del Trópico de Capricornio 23°S, es en primavera-verano,
con lluvias escasas en otoño-invierno, tal como se observa en los hietogramas
de lluvias medias mensuales para Corumbá, Campo Grande, Cuiabá, Brasilia,
Goiania, etc. (Figura 1). Sin embargo, al sur del Trópico de Capricornio, en
algunos sectores de la cuenca, esta estacionalidad no es marcada, ya que a lo
largo del año las lluvias medias mensuales son similares, por ejemplo, esto se
observa claramente en los hietogramas correspondientes a Guaira, Porto União,
Ciudad del Este, etcétera (Figura 1).
Figura 1. Cuenca río Paraná e
hietogramas de lluvias medias mensuales en algunos sectores.
En general, las
lluvias máximas trimestrales acumuladas se verifican en diciembre, enero,
febrero y las mínimas en junio, julio, agosto. La magnitud de la lluvia media
anual en la cuenca es variable y aumenta de Oeste a Este.
En la Figura 2 se
observa el mapa de lluvia media anual sobre la parte continental, entre
coordenadas 10°-55° S y 80°-35° O, que incluye la cuenca del río Paraná,
correspondiente a la serie 1961-1990 (Centro Regional del Clima para el Sur de
América del Sur [CRC-SAS], s.f.).
Se registran valores medios anuales
inferiores a los 600 mm al Oeste de la cuenca, en sectores con clima semiárido
cálido del Sur de Bolivia y Noroeste de Argentina y núcleos con valores
superiores a los 2400 mm al Este, en sectores con clima subtropical húmedo del
Sur de Brasil. El valor medio anual, promedio ponderado en el área de la cuenca
del río Alto Paraná en Brasil es de 1500 mm (Instituto Nacional de Meteorología
de Brasil [INMET], 2021).
La sección de aforos considerada en este
estudio se ubica en Timbúes (km 456), es decir, 36 km aguas arriba de Rosario
en el km 420 (Figura 1).
Figura 2. Lluvia media anual 1961-1990 en milímetros (CRC-SAS,
s.f.).
MATERIALES Y MÉTODOS
Los caudales medios diarios (Qmd) encauzados,
serie 1905-2020, observados en Timbúes y disponibles en la base de datos del
Sistema Nacional de Información Hídrica (SNHI) (s.f.) fueron procesados,
realizando la depuración y el completamiento de datos faltantes.
A tales fines, con los aforos disponibles en el
SNHI y de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) (2004, 2006),
conjuntamente con los datos de niveles registrados en el hidrómetro de Puerto
San Martín (PSM) (Dirección Nacional de Vías Navegables-Distrito Paraná
Inferior [DNVN-DPI], 2022), se construyó la curva nivel-caudal (Figura 3),
ajustando a los datos observados una curva polinómica de tercer grado, dada por
la ecuación (1); la cual se utilizó para completar los caudales faltantes en
años con algunos meses sin datos y los años 2020, 2021 y 2022.
La ecuación polinómica de regresión
ajustada tiene la siguiente expresión:
Q = 20.8 Zw3
– 200.4 Zw2 + 2781.8 Zw – 408.7 (1)
donde Q es el caudal en (m3/s)
y Zw en (m) es el nivel de la superficie libre del agua del río
Paraná en Puerto San Martín (km 448), referido al Instituto Geográfico Nacional
(IGN).
Figura 3. Curva Zw-Q. Río Paraná en PSM (km 448).
En el estudio se procesaron un total de 43200
datos de caudales medios
diarios. A partir de los mismos, se determinaron las recurrencias observadas de
caudales extremos máximos y mínimos anuales, considerando las dos sub-series
que surgen claramente del análisis del comportamiento de los Qmd. Asimismo,
mediante un análisis de estadística descriptiva del conjunto total de datos de
caudales medios diarios, se construyeron las curvas de duración de caudales
correspondientes a cada sub-serie.
Por otra parte, se determinaron
los caudales medios mensuales (Qmm) y medios anuales (Qma), a partir de los
promedios, a escala temporal mensual y anual respectivamente, de los caudales
medios diarios (Qmd). Los caudales módulos mensuales (QMm) se determinaron
calculando los promedios de los caudales medios mensuales (Qmm) para la serie
de años considerada. Los caudales módulos anuales (QMa) se determinaron
calculando los promedios de los caudales medios anuales (Qma), para las sub-series
de años consideradas.
El año hidrológico
fue definido considerando que comienza el 1 de septiembre de un determinado año
y que finaliza el 31 de agosto del año siguiente. De esta manera, todo el
período que abarca la estación de lluvias en la cuenca, es decir, en
primavera-verano, queda comprendido dentro del año hidrológico.
PRESENTACIÓN Y ANÁLISIS DE RESULTADOS
Caudales medios diarios
En la Figura 4 se presentan
los datos de Qmd cronológicos, encauzados, registrados en la sección de aforos
Timbúes; donde se observa claramente un incremento de los caudales Qmd a partir
de inicios de la década de 1970. Tal comportamiento ya había sido detectado en
estudios precedentes (Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura [FCEIA],
1989) y cuyas causas se analizarán más adelante. Por otra parte, en el contexto
temporal de dicho incremento de los Qmd, se observa una apreciable disminución
de los mismos en los últimos años 2019, 2020, 2021 y 2022; a tal punto de ser
comparables con los registrados antes del inicio de los ‘70.
En la Tabla 1 se presenta el
análisis de los períodos medios de retorno observados (o recurrencias
observadas) de algunos valores característicos de Qmd mínimos y máximos anuales,
considerando las sub-series de años hidrológicos 1904/05-1970/71 (67 años) y
1971/72-2021/22 (51 años).
Las recurrencias observadas
son definidas como R=T/N, donde T es el período de años de la sub-serie y N es
el número de años en los cuales, durante T, un determinado valor de Qmd es
igualado o superado por exceso (máximos) o por defecto (mínimos), (Chow et al.,
1994). Los valores considerados de Qmd máximos y mínimos están representados en
la Figura 4 con líneas de distinto color.
Tabla 1. Recurrencias observadas, Qmd máx. y mín. anuales.
Qmd (m3/s) |
(1904/05-1970/71) |
(1971/72-2021/22) |
||
N |
R (años) |
N |
R (años) |
|
Qmd máx. ≥ 25000 |
2 |
33.50 |
10 |
5.1 |
Qmd mín. ≤ 11000 |
65 |
1.03 |
10 |
12.8 |
Qmd mín. ≤ 9000 |
45 |
1.50 |
4 (†) |
17.0 |
Qmd mín. ≤ 7000 |
20 |
3.40 |
1
(*) |
51.0 |
(†) 1971/72,
2019/20, 2020/21, 2021/22. (*) 2021/22
Figura 4. Caudales medios diarios, encauzados en Timbúes (km 456).
En la Tabla 1 se observan recurrencias
mucho menores de los Qmd mínimos anuales en la sub-serie 1904/05-1970/71, lo
cual indica que los caudales extremos bajos fueron mucho más frecuentes antes
del 1971/72. Por ejemplo, antes del 1971/72 el caudal de 9000 m3/s
es igualado o superado por defecto cada 1.5 años en promedio; mientras que,
después del 1971/72 esto se observa cada 17 años en promedio, con la
particularidad que 3 de los 4 valores mínimos se registran en los tres últimos
años hidrológicos, es decir, 2019/20 (8360 m3/s), 2020/21 (7230m3/s)
y 2021/22 (6870 m3/s). Cabe señalar que, el Qmd mínimo extremo más
severo se produjo en el año hidrológico 1944/45 (5700 m3/s).
Viceversa, para los caudales altos, antes de 1971/72 el caudal de 25000 m3/s es igualado o superado por exceso cada 33.5 años en promedio; mientras que, después del 1971/72 esto se observa cada 5.1 años en promedio. En efecto, después del 1971/72 se registran 10 valores de Qmd ≥ 25000 m3/s (R=5.1 años), entre los cuales se destacan los acontecidos en los años hidrológicos 1982/83 (30050 m3/s), 1991/92 (31400 m3/s) y 1997/98 (32000 m3/s), que produjeron crecidas extraordinarias del río Paraná.
El análisis de
estadística descriptiva del conjunto total de Qmd, de ambas sub-series, permite
determinar las correspondientes curvas de duración. En tales curvas (Figura 5),
en ordenadas se representan los valores de los Qmd registrados y en abscisas el
tiempo de excedencia.
El tiempo de excedencia [T exced. (%)], representa
el “tiempo adimensional” en número de días respecto al total de días de la sub-serie,
durante el cual un determinado Qmd fue igualado o superado. Es decir, es el
complemento de la frecuencia relativa acumulada porcentual en términos de
número de días.
Figura 5. Curvas de duración de Qmd por sub-series.
Por lo tanto, [100-T exced. (%)] es el “tiempo
adimensional” durante el cual un determinado caudal fue igualado o no superado,
o sea, es la frecuencia relativa acumulada porcentual en días. T exced.=0% se corresponde con el valor máximo de la serie Q0 y T
exced.=100% se asocia al valor mínimo Q100.
En el río Paraná, la relación Q0/Q100 es aproximadamente
igual a 5 para el flujo encauzado, lo cual indica una irregularidad hidrológica
muy baja, tal como sucede en otros grandes sistemas fluviales del planeta.
En la Figura 5 se observa que la curva de
duración 1972-2022 se encuentra por encima de la correspondiente a 1905-1971
para todo tiempo de excedencia. Es decir, para un mismo tiempo adimensional de
excedencia asignado, el caudal medio diario es mucho mayor en la sub-serie
1972-2022, con una diferencia más importante para caudales medios-bajos. Por
otra parte, un determinado Qmd fijo es igualado o superado durante un tiempo
mucho mayor. Esto describe el incremento de los Qmd observado a partir del 1972
y, consecuentemente, el respectivo aumento de la duración de los mismos.
Caudales medios mensuales
En la Figura 6 se presentan los caudales medios
mensuales, donde se observa claramente, a partir de la media móvil de 12 (línea
roja), el cambio hacia una mayor magnitud de los caudales a partir del inicio
de los ’70 y una drástica disminución en los tres últimos años.
Figura 6. Caudales medios mensuales, encauzados en Timbúes (km 456).
En la Figura 7 se
presentan los hidrogramas medios anuales para cada sub-serie, formados por los
caudales módulos mensuales QMm de cada sub-serie. Se observa que, el hidrograma
medio anual 1971/72-2021/22, es definitivamente mayor y muestra menor amplitud
(diferencia entre el caudal máximo y mínimo) que el de 1904/05-1970/71.
Figura 7. Hidrogramas medios
anuales, ambas sub-series, caudales encauzados en Timbúes.
Por otra parte, en
términos medios, se observa que, en concordancia con la estacionalidad de las
lluvias en la cuenca, es decir, estación lluviosa en primavera-verano y lluvias
escasas en otoño-invierno, y con los tiempos de respuesta de la cuenca; el
caudal mínimo se observa en septiembre y alcanza el valor máximo en
marzo-abril, para luego ir disminuyendo en los meses subsiguientes del año
hidrológico.
En la Figura 8 se
presentan las anomalías de caudales medios mensuales, AQmmj,i, para
los años hidrológicos “secos” 1924/25, 1944/45, 2019/20, 2020/21, 2021/22 y el
año hidrológico “húmedo” de mayor duración de caudales 1982/83. Dichas
anomalías son definidas en la ecuación (2) como:
donde Qmmj,i es el caudal medio mensual del
j-ésimo mes y del i-ésimo año hidrológico y QMmj,n-k es el caudal
módulo mensual del mes j asociado al período de años hidrológicos n-k de cada
sub-serie, los cuales se encuentran representados en la Figura 7.
Figura 8. Anomalías de caudales medios mensuales para algunos años hidrológicos.
Las
mayores anomalías negativas de Qmm se observan en el año hidrológico 2021/22,
en particular para los meses de diciembre, enero, febrero y marzo;
correspondientes a los meses de las máximas lluvias acumuladas en la cuenca.
Tales anomalías son de -7821 m3/s (diciembre), -9731 m3/s
(enero), -10723 m3/s (febrero) y -10124 m3/s (marzo). Se trata de las anomalías
negativas de Qmm más importantes del río Paraná, observadas en los registros
considerados en este estudio.
Caudales medios anuales y volúmenes de escurrimiento
En la Figura 9 se presentan los caudales medios
anuales (Qma) y los caudales módulos anuales (QMa) en línea continua color
marrón correspondientes a cada sub-serie.
Figura 9. Caudales medios anuales (Qma) y caudal módulo anual por sub-series
(QMa).
En la Figura 9, QMa=14168 m3/s
(1904/05-1970/71) y QMa=17493 m3/s (1971/72-2021/22), es decir, se
observa un incremento de 3325 m3/s en el QMa a partir del 1971/72. Por
otra parte, aún en este contexto de incremento del caudal módulo anual QMa, se
nota que los caudales medios anuales Qma de los tres últimos años hidrológicos
son similares a los observados en años “secos” del período 1904/05-1970/71. En
la Figura 10 se presentan las anomalías de caudales medios anuales, AQmai,
expresadas mediante la ecuación (3):
donde Qmai es
el caudal medio anual del i-ésimo año hidrológico y QMan-k es el
caudal módulo anual asociado al período de años hidrológicos n-k de cada
sub-serie.
Las
bajantes observadas en los años hidrológicos 2019/20, 2020/21 y 2021/22,
presentan anomalías negativas de caudal medio anual del orden de los -5253 m3/s
(2019/20), -7034m3/s (2020/21) y -7521m3/s (2021/22). Es
decir, las mayores anomalías negativas de caudales medios anuales observadas
del río Paraná en toda la historia con registros aquí considerada.
Tales bajantes se
asocian a volúmenes de escurrimiento en la cuenca similares a los observados en
las bajantes ocurridas antes del 1971/72 en años “secos”; tal como se observa
en la Figura 11, donde se representan los volúmenes de escurrimientos anuales
(Va) del flujo encauzado y los valores promedio (VMa) por sub-series (línea
roja).
Figura 10. Anomalías de
caudales medios anuales (AQma).
Figura 11. Volúmenes de escurrimientos anuales y valores medios por sub-series.
En
la Tabla 2 se presenta una lista ordenada, en función de los Qma y Va, de los
diez años hidrológicos “secos” severos que produjeron las bajantes más
significativas del río Paraná. Cabe señalar que estos diez años hidrológicos
“secos” se ubican en un rango de Qma muy estrecho (9660 m3/s a 10826
m3/s) y, consecuentemente, también en lo que respecta a los volúmenes de escurrimientos anuales Va
(304625 Hm3 a 341349 Hm3). Se observa que, de las diez
bajantes más significativas, ocho se verifican en el período 1904/05-1970/71 y
las dos que restan se ubican en el período 1971/72-2021/22, particularmente en
los dos últimos años hidrológicos: 2021/2022 (en el puesto 3) y 2020/21 (en el
puesto 7).
A los efectos de poner en evidencia la extensión temporal
de los años “secos”, en la Tabla 3 se presenta el número de años hidrológicos
consecutivos que evidenciaron anomalías de caudales medios anuales AQma < -2000
m3/s. En la sub-serie 1904/05-1970/71 se observan cuatro períodos
con 2 años secos consecutivos y dos períodos con 3 años secos consecutivos. En
la sub-serie 1971/72-2021/22, el único período de 3 años secos consecutivos se
observa en los tres últimos años hidrológicos 2019/20, 2020/21 y 2021/22.
En
la Figura 12 se presentan las anomalías de volúmenes de escurrimientos anuales,
AVai, expresadas mediante la ecuación (4):
donde
Vai es el volumen de escurrimiento anual del i-ésimo año hidrológico
y VMan-k es el volumen medio anual asociado al período de años
hidrológicos n-k de cada sub-serie.
Tabla 2. Ranking de las 10 bajantes más significativas.
Orden |
Año |
Qma |
Va |
# |
Hidrológico |
(m3/s) |
(Hm3) |
1 |
1924/25 |
9660 |
304625 |
2 |
1944/45 |
9694 |
305720 |
3 |
2021/22 |
9972 |
314464 |
4 |
1910/11 |
10126 |
319334 |
5 |
1933/34 |
10273 |
323977 |
6 |
1916/17 |
10291 |
324551 |
7 |
2020/21 |
10459 |
329820 |
8 |
1967/68 |
10468 |
330110 |
9 |
1943/44 |
10522 |
331836 |
10 |
1952/53 |
10826 |
341394 |
Tabla 3. Número de años hidrológicos consecutivos con AQma < -2000 m3/s.
Número |
Años |
Qma |
AQma |
M |
Hidrológicos |
(m3/s) |
(m3/s) |
2 |
1909/10 |
11989 |
-2179 |
1910/11 |
10126 |
-4042 |
|
3 |
1915/16 |
11931 |
-2237 |
1916/17 |
10291 |
-3877 |
|
1917/18 |
11265 |
-2903 |
|
2 |
1933/34 |
10273 |
-3895 |
1934/35 |
11867 |
-2301 |
|
2 |
1943/44 |
10522 |
-3646 |
1944/45 |
9694 |
-4474 |
|
2 |
1951/52 |
11513 |
-2655 |
|
1952/53 |
10826 |
-3342 |
3 |
1967/68 |
10468 |
-3700 |
|
1968/69 |
11154 |
-3014 |
|
1969/70 |
11733 |
-2435 |
3 |
2019/20 |
12240 |
-5253 |
|
2020/21 |
10459 |
-7034 |
|
2021/22 |
9972 |
-7521 |
En concordancia con las anomalías de Qma descriptas anteriormente, en la Figura 12 se observa que las mayores anomalías negativas de Va se verifican en los tres últimos años hidrológicos: -165862 Hm3 (2019/20), -221849 Hm3 (2020/21) y -237205 Hm3 (2021/22).
Figura 12. Anomalías
de volúmenes de escurrimientos anuales (AVa).
CONSIDERACIONES SOBRE EL CAMBIO OBSERVADO A PARTIR DEL 1971/72
El
cambio en el régimen hidrológico del río Paraná a partir del año hidrológico 1971/72,
es caracterizado por un incremento del caudal transportado, el cual se explica
por diversos factores observados en la cuenca desde inicios de la década del ‘60; los cuales contribuyeron progresivamente
a generar mayores volúmenes de escurrimiento en la cuenca y son consistentes
con el cambio observado. Es en ese contexto donde se verifica la drástica
disminución del caudal del río, observada durante los tres últimos años
hidrológicos 2019/20, 2020/21 y 2021/22.
Dentro
de los factores que propiciaron el incremento de los caudales del río a partir
de 1971/72 se identifican: i) el aumento de lluvias, ii) la deforestación y
cambio de uso del suelo y iii) la construcción de presas para aprovechamientos
hidroeléctricos.
Aumento de lluvias en
la región
Las tendencias
de incremento de las precipitaciones en esta región han estado entre las más
grandes observadas a lo largo del siglo XX (Cavalcanti et al., 2015). Desde la
década de 1970 se ha observado un aumento de las precipitaciones,
particularmente en primavera-verano (Haylock et al., 2006; Jacques-Coper y
Garreaud, 2015).
Las tendencias
positivas de precipitación sobre la cuenca del Plata en la segunda mitad del
siglo XX han sido analizadas por varios investigadores (Liebman et al., 2004; Boulanger
et al., 2005; Berbery et al., 2006; Seager et al., 2010). El mayor aumento del
número de precipitaciones extremas en la región, de noviembre a mayo, fue observado
en el sur de Brasil y el noreste de Argentina (Berbery et al., 2006).
Liebmann et
al. (2004) identificaron tendencias estacionales lineales de precipitación
desde el centro de América del Sur durante 1976-99 y mostraron que la mayor
tendencia positiva ocurrió al sur de los 20°S durante enero-marzo y se focalizó
en el sur de Brasil; mientras que, de 1948 a 1975 la tendencia también es positiva,
pero con menos de la mitad de la pendiente. La tendencia se debe a un aumento
en el porcentaje de días lluviosos y un aumento en el promedio de días
lluviosos.
Una mirada más
amplia sobre los cambios de precipitación asociados con la transición climática
de la década de 1970 fue proporcionada por Carvalho et al. (2011), quien
estudió el Sistema de circulación Atmosférica del Monzón Sudamericano (SAMS) y
documentó una transición hacia un inicio más temprano y una finalización más
tardía del mismo a partir del 1971-1972, es decir, el SAMS experimentó una mayor
duración a partir de inicios de la década del ‘70.
Deforestación y
cambio de uso del suelo
La
cobertura vegetal representada por los bosques constituye el primer nivel de
almacenamiento transitorio debido a la intercepción del follaje, la cual
propicia una disminución del volumen de lluvia que alcanza directamente el
terreno. Además, la vegetación y la biomasa que existen debajo de los bosques reducen
la velocidad del escurrimiento superficial y favorecen la infiltración de la
lluvia que alcanza el terreno, disminuyendo el aporte de escurrimiento
superficial. Por otra parte, este aumento de infiltración, genera agua
disponible en el perfil de suelo, la cual posteriormente retorna a la atmósfera
vía la evapotranspiración y parte puede recargar eventualmente el
almacenamiento subterráneo. Por lo tanto, la destrucción de cobertura vegetal en
general, induce un aumento del escurrimiento superficial y de los caudales
pico, una disminución de la evapotranspiración y de los caudales de base
aportados por el almacenamiento subterráneo. Este proceso de alteración del
ciclo hidrológico pude comprobarse en la cuenca del río Paraná.
Algunos estudios hidrológicos de transformación
lluvia-caudal, realizados a escala de la Cuenca del Plata completa, han puesto
en evidencia que, en la generación de escurrimiento, las forzantes climáticas
son dominantes en relación a los cambios localizados de uso de suelo (Collischonn et al., 2001;
Tucci, 2003). A escala de las sub-cuencas, tanto el clima como también el cambio de uso
del suelo tienen efectos sobre la respuesta hidrológica de las cuencas (Saurral
et al., 2008). Los estudios realizados en la cuenca alta del río Grande en
Brasil, mostraron que la conversión de bosques en pasturas generó un aumento de
la escorrentía total y del caudal máximo, y una disminución del caudal base y de
la evapotranspiración (Oliveira et al., 2018).
En el caso de la cuenca del Paraná, este proceso
de destrucción de cobertura vegetal (deforestación, desmonte, etc.) se ha
realizado en zonas de alta sensibilidad para la respuesta hidrológica de la
cuenca, como es la zona del Bosque Atlántico del Alto Paraná (BAAP), cuya superficie original
de 471204 km2 (casi la mitad del área de la cuenca del Alto Paraná
con cierre en Corrientes), se extiende desde las laderas occidentales de la
Serra do Mar en Brasil hasta el Este de Paraguay y la provincia de Misiones en
Argentina (Figura 13).
Figura 13. Deforestación del Bosque Atlántico del Alto Paraná (Di Bitetti et al., 2003).
El BAAP ha sufrido una deforestación muy importante, comenzando en los
‘60 en Brasil y en los ‘80 en Paraguay. Se
estima un 92.2% de pérdida del Bosque Atlántico del Alto Paraná, acelerada a
partir de la mitad de la década del ‘60. De los 471204 km2, solo
queda actualmente un 7.8% de la cobertura boscosa original aproximadamente, es
decir, 36754 km2; tal como se observa en la Figura 13 (Di Bitetti et al., 2003).
La deforestación del BAAP implicó, además, un cambio de uso de suelo con
fines de agricultura, ganadería, minería y consolidación de asentamientos
urbanos; se estima que 25 millones de personas ocupan actualmente el área
original del BAAP (Di Bitetti et
al., 2003). Lo anteriormente descripto, explica en buena medida el aumento del
volumen de escurrimiento en la cuenca y el consiguiente incremento del caudal
en el río Paraná, observado a partir de 1971/72.
Por otra parte, la alta
sensibilidad a la respuesta hidrológica se debe a la magnitud de las lluvias que se verifican
en esa región (lluvias medias anuales superiores a los 1500 mm) y a la
importante red hidrográfica del río Alto Paraná que drena dicha zona.
Construcción de presas
en la cuenca alta
Hay más de 63
presas con fines de generación hidroeléctrica, construidas sustancialmente en
la cuenca del río Alto Paraná en Brasil (Naumann et al., 2021). En la
Figura 14 se observan los desarrollos hidroeléctricos operativos, en
construcción y proyectados, etc., en la cuenca del Alto Paraná en Brasil (Stevaux
et al., 2007).
Figura
14. Presas en la cuenca del río Alto Paraná en Brasil (Stevaux
et al., 2007).
Es necesario
aclarar que, las presas solo regulan el caudal y, durante los períodos de lluvias
muy por debajo de las normales en la cuenca, contribuyen
(con un margen de operación limitado) a mitigar fundamentalmente el impacto de
las bajantes; manteniendo los caudales mínimos más elevados de los que se
producirían sin la presa. Esto es debido al turbinado continuo para generación
de energía y a la posibilidad de realizar erogaciones controladas de cierta
parte del volumen almacenado en el embalse.
En estas bajantes pronunciadas se observan
claramente los aumentos de caudal aguas abajo (sobre todo en 2020 y 2021), como
consecuencia de las erogaciones controladas de las presas de Itaipú y Yacyretá,
lo cual ayudó a paliar, en cierta medida, los problemas derivados de la
disminución del caudal en los ríos.
Por otra parte, las presas contribuyen en menor proporción a atenuar los
caudales máximos en las crecientes, dado que el des-almacenamiento se considera
como una pérdida económica. Debe
quedar claro que, las presas para aprovechamientos con fines de generación
hidroeléctrica, pueden ser responsables de una larga lista de impactos y daños
ambientales, pero en la regulación de los caudales hacia aguas abajo juegan un
papel favorable para evitar la severidad adicional que producen las bajantes en
los ríos.
En particular, en el análisis realizado en
este estudio se observa que el incremento de los caudales medios-bajos es más
significativo que el incremento de los caudales altos, tal como queda
evidenciado a partir de las curvas de duración de caudales medios diarios y de
los hidrogramas medios anuales para las dos sub-series.
BAJANTES 2019/20,
2020/21, 2021/22 Y SEQUÍA METEOROLÓGICA PERSISTENTE
La
deforestación realizada del BAAP y el cambio de uso del suelo, contribuyeron a
generar mayores volúmenes de escurrimiento en los últimos 51 años, tal como ha
sido determinado a partir del análisis de la evolución de los caudales del río
Paraná. Dichos cambios en la cuenca subsisten en la actualidad. Por otra parte,
las presas, que están construidas y siguen operativas, continúan regulando los
caudales y, mediante erogaciones controladas han ayudado mitigar parcialmente
el efecto de las bajantes. Por tales motivos, la drástica disminución de los
caudales del río Paraná, observada en los años hidrológicos 2019/20, 2020/21 y
2021/22; se relaciona fundamentalmente a lluvias anuales muy por debajo de las
consideradas normales en el período de tiempo analizado en este estudio.
En
efecto, la escasez de lluvias y consecuente sequía meteorológica comenzó a
mediados del año 2019, afectando en primer lugar la parte norte de la cuenca,
para luego extenderse espacialmente hasta cubrir toda la superficie de la
cuenca.
Debido
a su persistencia, la sequía meteorológica (déficit de precipitaciones) se
propagó a través del ciclo hidrológico, afectando a la humedad del suelo, los
caudales y niveles hidrométricos en los ríos, los almacenamientos de aguas superficiales
(lagunas, humedales, etc.), los almacenamientos de aguas subterráneas (acuíferos)
y la vegetación (Global Drought Observatory [GDO], 2021; World Meteorological
Organization [WMO], 2021; Naumann et al., 2021, 2022).
De
acuerdo al informe de pronóstico climático realizado por el Instituto Nacional
de Meteorología de Brasil en el 2021 (INMET, 2021); las anomalías de lluvias
anuales en la cuenca del río Alto Paraná en Brasil, fueron de -200 mm (2019), -
360 mm (2020) y -390 mm (2021).
Según
Marengo et al. (2021a), la escasez de lluvias durante los veranos de 2019 y 2020
se debió a la reducción del transporte de aire cálido y húmedo desde la
Amazonía hacia el Pantanal, durante el pico de la temporada del Monzón
Sudamericano. Esto llevó a prolongadas condiciones de sequía extrema en toda la
región. En particular, la
sequía en la región del Pantanal puede ser considerada como la mayor en los
últimos 50 años (Marengo et al., 2021a).
Por
otra parte, las altas temperaturas generaron olas de calor sostenidas,
acentuando los efectos adversos de la sequía, e impactando tanto en el ciclo
hidrológico como en la salud de los habitantes de la región (Marengo et al.,
2021b). Desde el punto de vista meteorológico, la sequía en la cuenca del
Paraná puede ser tipificada como “muy severa”, cercana a “excepcional” y
ubicada entre las cinco mayores sequías observadas desde el año 1950 (Naumann
et al., 2021, 2022).
En la Figura 15
se muestra el Índice de Precipitación Estandarizado-9 meses, para los años
2019, 2020, 2021 y 2022, donde se observan condiciones “extremadamente secas” y
“severamente secas” especialmente a partir del 2020 y alcanzando su máxima
extensión superficial de condiciones extremadamente secas, principalmente en
las cuencas de los ríos Paraguay y Alto Paraná, en el año 2021 (Naumann et al.,
2022).
Dada la duración y severidad de la sequía meteorológica, que
se propagó por los diferentes subsistemas del ciclo hidrológico, la misma ha tenido
consecuencias socio-ambientales considerables y ha generado (Naumann et al.,
2021, 2022):
i)
Problemas en el suministro de agua potable a poblaciones, debido
sustancialmente a la posición altimétrica de las obras de toma sobre el río
Paraná, las cuales han sido diseñadas para niveles hidrométricos mínimos del
río más elevados. No es un problema de cantidad de caudal disponible, ya que
con solo 5 m3/s (~0.071% de 7000 m3/s mínimo observado en
las ultimas bajantes) se pueden abastecer 1.73 millones de habitantes con una
dotación de 250 l/hab. día;
ii)
Restricciones considerables para el
transporte fluvial de cargas en los ríos Paraguay y Paraná. En la actualidad
esto tiene mucho más impacto que en el pasado, debido a la evolución de las
flotas de buques de carga hacia mayores dimensiones (eslora y manga) y calado,
con la consecuente mayor capacidad de carga;
iii)
Reducción considerable de generación de energía
hidroeléctrica, con el consecuente aumento del costo de la electricidad, principalmente
en Brasil, que es altamente dependiente de esa fuente de energía;
iv)
Pérdidas en pesquerías artesanales;
v)
Disminución de rendimientos agrícolas;
vi)
Afectación de la ganadería;
vii)
Aumento de incendios forestales en las cuencas de los ríos
Amazonas y Paraná;
viii)
Impactos negativos sobre los ecosistemas y la biodiversidad de
los humedales, especialmente en el Pantanal, los Esteros del Iberá y el valle
aluvial del río Paraná medio e inferior.
Figura 15. Índice de Precipitación Estandarizado-9 meses (IPS-9):
2019 (sup. izq.), 2020 (sup. der.), 2021 (inf. izq.) y 2022 (inf. der.), (Naumann
et al., 2022).
El Monzón
Sudamericano y las lluvias en la cuenca del río Paraná
El sistema de circulación atmosférica del Monzón
Sudamericano (SAMS-South American Monsoon System en inglés) gobierna el régimen
de precipitaciones en el continente sudamericano (Mechoso et al., 2005; Grimm
et al., 2005; Misra, 2008; Marengo et al., 2010). La humedad que se evapora del
Atlántico tropical, preponderantemente durante el verano austral, ingresa al
noreste de la Amazonía a través de los vientos alisios. A medida que avanza por
el bosque, se producen lluvias importantes, y a su vez, parte de las mismas son
de vueltas a la atmósfera en forma de vapor por medio de la evapotranspiración
generada por el bosque amazónico, en lo que se denomina “reciclado de precipitaciones”
(Marengo, 2006; Machado Rocha et al., 2018). Un alto volumen de humedad llega
al suroeste de la Amazonía y se encuentra con la Cordillera de los Andes, desde
donde se genera una corriente atmosférica de chorro de bajo nivel-SALLJ (South American
Lower Level Jet en inglés) que se desarrolla a 1-3 km de la superficie
terrestre, la cual se redirige hacia el sureste de Brasil, extendiéndose por
todo el continente y transportando el remanente de humedad proveniente de la
evaporación del Atlántico y la evapotranspiración del bosque Amazónico (Marengo
et al., 2009, 2010; Machado Rocha et al., 2018).
A escala regional, la
Amazonía es una fuente importante de humedad que contribuye al régimen de
precipitaciones en otras regiones de América del Sur (Marengo, 2006; Misra, 2008; Machado Rocha et al., 2018). Es decir, existe una
relación estrecha entre las lluvias en la cuenca del río Paraná y la corriente
atmosférica SALLJ al este de los Andes, alimentada por la evapotranspiración de
la cuenca del Amazonas que ingresa a la cuenca del Paraná. Por lo cual, una alteración de la evapotranspiración
en el Amazonas, como por ej., la reducción de la misma debido a la deforestación,
los incendios (gran cantidad de focos en 2020-2022), etc.; puede disminuir
notablemente el vapor de agua en la corriente atmosférica de chorro de bajo
nivel SALLJ y afectar el monto de precipitaciones, tal como señalado por
Marengo et al. (2021a).
Esto sumado a la variabilidad
climática que impone el fenómeno de El Niño Oscilación Sur (ENOS), que, durante años Niñas
(anomalías negativas de la temperatura del Océano Pacifico Ecuatorial) el SAMS
se debilita y consecuentemente también la SALLJ. Viceversa, durante fases Niño
(anomalías positivas de la temperatura del Océano Pacifico Ecuatorial), SAMS y SALLJ
se refuerzan (Misra et al., 2002; Berbery
y Barros, 2002; Silva et al., 2009; Santos y Reboita, 2018). En los años 2020-2022 se verificaron anomalías negativas
de temperaturas superficiales del Océano Pacífico tropical (región 3-4), las
cuales se correspondieron con un evento de Niña del ENOS (Becker, 14 de julio
de 2022).
Las simulaciones numéricas con modelos
climáticos acoplados, realizadas por Nobre et al. (2009), mostraron reducciones
de lluvia de hasta el 60% debido a la deforestación en la Amazonía, y
respuestas atmosféricas remotas significativas a los escenarios de
deforestación, sugiriendo una mayor actividad de El Niño Oscilación del Sur
(ENOS) sobre el Pacífico, y una retroalimentación positiva que contribuye a la
reducción adicional de precipitaciones sobre el Amazonas.
La deforestación en la Amazonia se viene realizando en forma sistemática y
actualmente alcanza un 19% del área total de 5.3 millones de km2.
Algunas investigaciones sostienen que sobrepasado el umbral del 25% de
deforestación del área del bosque Amazónico, en conjunción con el calentamiento
global propiciado por las emisiones de CO2; se puede experimentar
una metamorfosis climática, induciendo un cambio de selva tropical a sabana
desértica (Nobre et al., 2009; Nobre y Borma, 2009).
En efecto, las simulaciones con modelos
climáticos muestran el riesgo de un reemplazo abrupto e irreversible de los
bosques amazónicos por vegetación de tipo sabana, con posibles impactos a gran
escala sobre el clima, la biodiversidad y las personas (Betts et al., 2004; Cox
et al., 2004; Salazar et al., 2007; Sampaio et al., 2007; Sitch et al., 2008),
en un proceso denominado "muerte regresiva" de la Amazonía. Después
de alcanzar un "punto de inflexión" en el clima (concentración de CO2,
temperatura del aire), el bosque deja de comportarse como un sumidero de
carbono y se convierte en una fuente de carbono. Tras lo cual, el bosque entra
en un estado de colapso y luego es reemplazado por vegetación de tipo sabana ("sabanización"
de la región Amazónica). Por lo tanto, la resiliencia del bosque a las
presiones combinadas de la deforestación y el cambio climático es motivo de
gran preocupación, ya que algunos de los principales modelos climáticos
predicen una sequía severa de la Amazonía en el siglo XXI (Betts et al., 2004;
Malhi et al., 2008, 2009; Nobre y Borma, 2009).
La
probabilidad de que ocurra este escenario de extinción de la selva Amazónica sigue
siendo un tema de investigación abierto. El mismo es motivo de preocupación, ya
que, de producirse tal escenario, implicaría una
verdadera catástrofe ambiental, no solo para la cuenca del río Paraná, sino
para el entero continente Sudamericano y con repercusiones en todo el planeta.
Se realizó el análisis de caudales del río Paraná; a escala temporal diaria, mensual,
anual y
plurianual, considerando la serie de años hidrológicos 1904/05 – 2021/22. Se
observa un claro cambio en el régimen hidrológico del río, a partir del inicio
de los años ’70, caracterizado por un incremento de los caudales y volúmenes de
escurrimiento en la cuenca.
Los caudales medios diarios mínimos anuales eran mucho más frecuentes
antes del año hidrológico 1971/72. Antes
del 1971/72 el caudal de 9000 m3/s es igualado o superado por
defecto cada 1.5 años en promedio; mientras que, después del 1971/72 esto se
observa cada 17 años en promedio; con la particularidad que 3 de los 4 valores
mínimos de la sub-serie de 51 años se registran en los últimos tres años
hidrológicos, es decir, 2019/20 (8360 m3/s), 2020/21 (7230 m3/s)
y 2021/22 (6870 m3/s). Cabe señalar que, el caudal medio diario
mínimo extremo más severo se produjo en el año hidrológico 1944/45 (5700 m3/s).
Lo contrario ocurre con
los caudales medios diarios máximos anuales. Antes de 1971/72 el caudal de
25000 m3/s es igualado o superado por exceso cada 33.5 años en
promedio; mientras que, después del 1971/72 esto se observa cada 5.1 años en
promedio.
El hidrograma medio anual correspondiente a la
sub-serie 1971/72-2021/22, formado por los caudales módulos mensuales QMm de la
sub-serie, es definitivamente mayor y muestra menor amplitud (diferencia entre
el caudal máximo y mínimo) que el de 1904/05-1970/71. El caudal módulo anual QMa
es de 14168 m3/s (1904/05-1970/71) y 17493 m3/s (1971/72-2021/22),
es decir, se observa un incremento de 3325 m3/s en el QMa a partir
del año 1971/72.
Tal cambio en el régimen hidrológico del río se
explica por diversos factores observados en la cuenca a partir de la década del
‘60, como los aumentos de lluvias a escala regional y la deforestación del BAAP
con el consiguiente cambio del uso del suelo; que contribuyeron a generar mayores
escurrimientos en la cuenca y son consistentes con el cambio observado. Por
otra parte, las represas hidroeléctricas operativas en la cuenca del Alto
Paraná, solo regulan el caudal, aumentando principalmente los caudales mínimos
en años de lluvias muy por debajo de las medias anuales.
Las bajantes observadas en los años hidrológicos
2019/20, 2020/21 y 2021/22 se dan en ese contexto de incremento de caudales a
partir de inicios de los años ‘70.
Tales bajantes presentan anomalías negativas de caudal medio anual iguales a -5253
m3/s (2019/20), -7033m3/s (2020/21) y -7521m3/s
(2021/22), las cuales representan las mayores anomalías negativas de caudales
medios anuales observadas del río Paraná en toda la historia con registros aquí
considerada. Las mismas se asocian a volúmenes de escurrimiento en la cuenca,
similares a los observados en las bajantes ocurridas antes del 1971/72 en años
“secos”.
Dado que los factores que contribuyeron a generar
mayores volúmenes de escurrimiento en los últimos 51 años siguen actuando, o
sea, la deforestación del BAAP y el cambio de uso de suelo son una realidad; la
disminución observada de los caudales en los años hidrológicos 2019/20, 2020/21
y 2021/22, se relaciona con la sequía meteorológica persistente que afectó a la
cuenca.
La sequía comenzó a mediados de 2019 y se propagó
por el ciclo hidrológico afectando la humedad del
suelo y la vegetación, los almacenamientos de aguas superficiales, los
almacenamientos de aguas subterráneas, los caudales y niveles hidrométricos en
los ríos. La escasez de
lluvias se debió a la reducción del transporte de aire cálido y húmedo desde la
Amazonía, durante el pico de la temporada del Monzón Sudamericano. Esto llevó a
prolongadas condiciones de sequía extrema en toda la región.
Debido a la importancia ambiental, cultural y socio-económica de la cuenca
del río Paraná para todos los habitantes de los países que la integran, estas
anomalías negativas de caudales observadas en las últimas bajantes, encienden
una alarma e introducen una incertidumbre muy fuerte sobre la futura evolución de
los volúmenes de escurrimiento, caudales y niveles hidrométricos en el sistema fluvial
del río Paraná.
Los autores agradecen a la UNR por el apoyo brindado a través de los proyectos: PID 80020190300073UR y PID 80020190300002UR.
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Trabajo recibido
el 11/08/2023 y aceptado por el Consejo Editorial para su publicación el 27/09/2023.
COMO CITAR
Basile, P. A. y Riccardi,
G. A. (2023). Análisis de caudales del río Paraná y contextualización de las
bajantes en los años hidrológicos 2019/20, 2020/21 y 2021/22. Cuadernos del CURIHAM, Edición Especial
(2023): Bajante del río Paraná. e01. https://doi.org/10.35305/curiham.ed23.e01
ROLES DE
AUTORÍA
Nombre y Apellido de Autores |
Colaboración
Académica |
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Pedro Abel Basile |
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Gerardo Adrián Riccardi |
X |
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X |
X |
X |
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X |
1. Administración
del proyecto; 2. Adquisición de fondos; 3. Análisis
formal; 4. Conceptualización; 5. Curaduría de
datos; 6. Escritura - revisión y edición; 7. Investigación; 8. Metodología; 9. Recursos; 10. Redacción
- borrador original; 11. Software; 12. Supervisión; 13. Validación; 14. Visualización.
LICENCIA
Este es un artículo de
acceso abierto bajo licencia: Creative Commons Atribución -No Comercial
-Compartir Igual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0)
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Este trabajo
se enmarca dentro de la EDICIÓN ESPECIAL (2023): Bajante del río Paraná de la
revista Cuadernos del CURIHAM